Entrevista a Alfredo Casares sobre periodismo constructivo: realista, riguroso y esperanzador
Alfredo Casares sobre periodismo constructivo
Entrevista a Alfredo Casares, asesor, mentor y formador en comunicación constructiva sobre el periodismo constructivo. ¿Qué es y por qué es más necesario que nunca? ¡Os lo contamos!
Los medios de comunicación tradicionales, como sabemos, tienden a informar de noticias negativas. Algo injusto para aquellas buenas y esperanzadoras noticias que ocurren a diario. Hoy hablamos de periodismo constructivo, donde el poder de la información está orientado al futuro y a las soluciones. Que tanta falta y tanto bien nos hace.
Un periodismo realista, riguroso y esperanzador
– ¿Qué es el periodismo constructivo?
El periodismo constructivo es una propuesta que supone recuperar de forma consciente una parte de nuestra función social que tenemos algo olvidada. El piloto automático con el que trabajamos en los medios nos lleva a dedicar casi todos nuestros recursos a denunciar lo que no funciona, a buscar culpables.
Esa tarea de control del poder es esencial en una sociedad democrática, pero no es la única. Y enfocarse excesivamente en lo negativo tiene consecuencias sociales perniciosas: el catastrofismo constante genera fatiga, impotencia y hartazgo en la sociedad.
El periodismo constructivo es realista, riguroso y esperanzador. Es una forma de responder a los efectos de ese sesgo negativo: la desconfianza de los ciudadanos en los medios, cuya tasa es la más baja en los últimos 15 años; el abandono del consumo de noticias, que reconoce un tercio de la población, y la división social.
Frente al sesgo negativo, tenemos la oportunidad de apostar por un periodismo más orientado a las soluciones, que invite a los periodistas a fijarse en lo que sí funciona. No se trata de dar buenas noticias para sentirnos bien, sino de contar los problemas también desde la perspectiva de las iniciativas que hay en marcha para resolverlos, investigando de forma rigurosa qué resultados obtienen y los aprendizajes que podemos extraer. Para actuar es importante saber que hay otras personas haciéndolo y obteniendo resultados y aprendizajes esperanzadores.
Frente a la división social, podemos apostar por un periodismo más constructivo y orientado al futuro, que ayude a explicar mejor la complejidad de la sociedad, que favorezca la escucha, el diálogo, la comprensión, que nos ayude a tejer relatos poderosos de nosotros mismos. Que supere estereotipos y prejuicios, que apele a lo colectivo. Que refuerce nuestra democracia generando espacios de conversación plurales en los que abordar las preguntas complejas sobre nuestro futuro como sociedad.
También es importante tener claro qué no es el periodismo constructivo. No es buenismo. No inventa nada, no es nuevo, sino que ayuda a sistematizar algo que hacemos de forma intuitiva. A hacerlo de forma más frecuente y más visible. No cuestiona lo que hacemos hoy, no pretende sustituir al periodismo de investigación y denuncia, es complementario.
– ¿En qué momento te lanzaste a escribir un libro sobre él?
Decidí escribir el libro después de muchos años de experiencia profesional en periodismo y en comunicación corporativa. Había puesto en marcha proyectos de periodismo constructivo y había acumulado conocimiento con casos de éxito e iniciativas nacionales e internacionales.
Por eso, junto al libro fundé el Instituto de Periodismo Constructivo como una organización que impulse y favorezca esta comunicación social más constructiva. Hoy somos una de las organizaciones de referencia en el mundo y formamos parte de una red internacional.
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– ¿A quién va dirigido este libro? (estudiantes, periodistas…)
El libro no está dirigido solamente a periodistas, estudiantes o profesores. Habla del potencial transformador de una comunicación social constructiva y apela a organizaciones sociales, instituciones, y a la ciudadanía. Conseguir una imagen del mundo más fiel es sobre todo responsabilidad de los medios, pero es una tarea colectiva. Necesitamos una comunicación social más constructiva, justa y esperanzadora.
Así, en el Instituto de Periodismo Constructivo ofrecemos consultoría, formación y acompañamiento para generar proyectos transformadores. Y no trabajamos solo con medios y periodistas, sino que estamos diseñando y ejecutando proyectos con organizaciones sociales, universidades e instituciones públicas para cambiar las narrativas sociales.
De hecho, en este momento estamos diseñando dos proyectos de laboratorios ciudadanos y de reporterismo comunitario para empoderar a la ciudadanía en los procesos de comunicación social. Leer el libro les inspiró y nos han pedido ayuda.
De esta manera, tratamos de tejer redes y de establecer alianzas, porque esto es una tarea colectiva. Hemos capacitado 300 periodistas y directivos, 600 estudiantes, una decena de proyectos con diferentes organizaciones, y el impacto empieza a ser claro. Los periodistas cambian su mentalidad, los editores comprueban el potencial de este periodismo, las organizaciones evidencian el cambio de narrativas… Estamos muy satisfechos y con ganas de seguir estableciendo colaboraciones.

– ¿Cuál es el aprendizaje que quieres transmitir con “La hora del periodismo constructivo»?
Mi propósito era reflejar que es necesario pararnos a pensar en qué papel jugamos hoy como periodistas y qué periodismo necesita la sociedad. Invitar a la reflexión y exponer muchos ejemplos que nos inspiren a la acción. La acogida del libro ha sido extraordinaria y hemos avanzado mucho.
– ¿Crees que los medios de comunicación convencionales se rigen por este tipo de periodismo? ¿Por qué?
Hay interés en acercarse a este periodismo más constructivo, es indudable. Existe una tendencia internacional muy clara y en España vamos avanzando poco a poco. Hay medios que nos han pedido que les ayudemos a incorporar el periodismo constructivo a su estrategia editorial, algo muy ambicioso que verá la luz a final de año. En otros estamos formando a periodistas y editores, que a su vez extienden esta filosofía entre sus equipos.
Como digo, no es fácil, porque salir de la forma habitual de trabajar no es sencillo. Y replantearte tu papel como periodista o como medio de comunicación, tampoco.
Hay que tener en cuenta, además, que los medios tienen pocos recursos y están comprometidos en sacar adelante el día a día. En eso estamos trabajando con ellos, en ayudarles a incorporar el periodismo constructivo y de soluciones en el día a día con los recursos de que disponen.
– ¿Cambiarías algo de los medios de comunicación convencionales?
Lo que estamos haciendo es precisamente invitarles a pensar en cuál es su papel hoy, qué necesita la sociedad, y cómo pueden complementar el buen periodismo que hacen con una perspectiva más orientada al futuro y a las soluciones. En estos procesos estamos viendo que suceden algunos cambios de forma natural. Es el momento de que cambiemos la forma de hacer periodismo, y en España veo un claro interés en practicar un periodismo más constructivo.
– ¿Por qué es necesario un cambio de paradigma en la comunicación?
Porque los medios son una ventana abierta a la realidad y también un espejo en el que las personas nos reconocemos. El periodismo no solo nos ayuda a construir una imagen del mundo en que vivimos. También nos permite formarnos una imagen de nosotros mismos en la sociedad, si nos vemos como meros espectadores o como actores con capacidad para cambiar las cosas.
Así, si hablamos de los problemas como inabarcables, irresolubles, es más probable que los ciudadanos demos un paso atrás porque veamos que no es posible contribuir a solucionarlos.
Por el contrario, si explicamos los problemas y sus consecuencias pero también contamos las respuestas que se están ofreciendo para tratar de resolverlos, es más probable que los ciudadanos nos sintamos capaces de actuar e involucrarnos, en la medida que podamos y queramos.
En los últimos meses estamos colaborando con organizaciones sociales que buscan narrativas más justas en las áreas en las que trabajan, ya sea los derechos humanos, la emergencia climática o la justicia restaurativa Y también trabajamos la comunicación constructiva en las empresas. Como decía antes, esto es una tarea colectiva.
– ¿Cuáles son las similitudes y diferencias entre periodismo constructivo y periodismo positivo?
El periodismo constructivo es un paraguas que incluye distintas prácticas como el periodismo de soluciones, el periodismo de paz o el periodismo positivo. No son sinónimos, pero periodismo constructivo y periodismo positivo comparten el mismo ADN: tratar de que las personas reciban información equilibrada, que contemos el mundo de forma más justa, sus dos caras. Las buenas noticias también son noticia, pero hay que saber buscarlas y contarlas con rigor. Por eso iniciativas como La Cara Buena del Mundo son tan necesarias hoy.
– ¿Hasta qué punto afecta el tipo de noticias que leemos?
Los estudios reflejan que afecta a nuestra salud mental. Una investigación de la Universidad de Toronto vincula el empeoramiento de la salud mental con la exposición constante a noticias políticas diarias. Y otros análisis, como uno de la Universidad de Pennsylvania, muestran que escuchar tres minutos de noticias negativas por la mañana son capaces de cambiar el estado de ánimo de las personas con rapidez. Quienes escuchaban tres minutos de noticias negativas por la mañana tenían un 27% más de posibilidades de acabar teniendo un mal día, según confirmaban ocho horas después. Hay muchos estudios, pero basta con mirar a nuestro alrededor. Mucha gente vive asustada. Y el miedo nos paraliza.
– ¿Qué tipo de noticias y medios usas para mantenerte informado?
Sigo la actualidad sobre todo por la radio y por medios nacionales a los que estoy suscrito. Además, leo habitualmente contenidos de periodismo constructivo y de soluciones en medios internacionales. Y recibo todas las semanas el boletín de La Cara Buena del Mundo.
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