La joven que convierte la basura de Malasia en un tesoro
Sydney Steenland es la chica que convierte la basura en pequeños tesoros. De hecho, prácticamente se ha criado arriba de un barco. Todo comenzó cuando su familia, sin más remedio, decidió mudarse a un barco después de tener dificultades financieras.
Este estilo de vida único le dio a Sydney la oportunidad de ver rincones del mundo con las que la mayoría de los niños solo podrían soñar. Nosotros hemos tenido la suerte de conocer su historia gracias a la productora audiovisual SCENES, que destaca a todos aquellos jóvenes del mundo que están apostando por un cambio real. Cada cortometraje está centrado en personajes que inspiran y sorprenden con sus hábitos de vida. En ellos se cuentan sus extraordinarias historias inspiradoras.
“Mientras viajábamos, vimos algunos lugares bastante asombrosos y una naturaleza exquisita, pero también vimos algunas cosas bastante horribles, como plástico por todas partes. No importaba a dónde fuéramos, en qué país estuviéramos, cuál era el estado financiero de la zona, siempre había plástico en todos los ambientes”, explica la joven de 17 años.
La iniciativa de Sydney y su familia
Para concer más a fondo la historia de esta joven que convierte basura del mar en pequeños souvenirs y productos de uso cotidiano, es necesario destacar que al menos 14 millones de toneladas de plástico acaban en los océanos del mundo cada año, según un estudio de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Fue por esta razón, siendo testigos del alcance de la contaminación plástica en los océanos del mundo, Sydney y su familia decidieron establecer un proyecto de empresa social. Se trata de The Sea Monkey Project, con el que recicla plásticos desechados y los convierte en souvenirs éticos.
“Lo que sea que te importe en el mundo, ya sea la pobreza, el hambre, el cambio climático, la contaminación plástica, puede ser cualquier cosa. Pero cuando quieres empezar a hacer algo, tienes que empezar a hacerlo físicamente. Puede ser cualquier cosa, no importa lo pequeña que sea”, explica Sydney a Scenes.
Sydney Steenland y su padre recogiendo redes de pesca desechadas en Malasia
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El cambio es inevitable
The Sea Monkey Project ha logrado reciclar más de 22.500 productos. Además, han organizado cerca de 10.000 talleres educativos. Sydney y su familia iniciaron el proyecto cuando ella tenía tan solo 11 años, y lo bautizaron con el nombre del barco familiar.
“El proyecto recibió el nombre de ‘The Sea Monkeys’ porque mi hermano y yo éramos muy pequeños en ese momento. Éramos como pequeños monos en el mar, trepando por encima de todo en nuestro bote”, relata la joven.
Esta peculiar familia consigue reciclar el plástico que ellos mismos limpian del mar, utilizando máquinas que ellos mismos han construido, y que incluso, las distribuyen comercialmente para que otras empresas y organizaciones también puedan utilizarlas.
Para llevar a cabo la construcción de sus máquinas, utilizaron planos de código abierto de un diseñador industrial holandés llamado Dave Hakkens. “Tomamos su brillante idea y la sometimos a muchos procesos diferentes de prueba y error y finalmente creamos nuestras propias máquinas”, explica Sydney.
The Sea Monkey Project recicla plástico usando una máquina que la familia ha construido
¿Cómo funciona?
Este proyecto está pensado, principalmente, para recojer el plástico desechado en mares y convertirlo en artículos de uso diario. De hecho, la máquina de reciclaje consta de tres módulos; una trituradora, que rompe grandes trozos de plástico en copos más pequeños. Una extrusora, que derrite escamas de plástico creando plástico fundido y un inyector que inyecta el plástico fundido en las cavidades del molde que se utilizará para producir estos útiles y preciosos souvenirs.
La familia de Sydney tiene su sede en Malasia, donde tienen 26 máquinas repartidas por todo el país. Desde 2018, el proyecto ha colocado 57 máquinas de reciclaje en otros 15 países de todo el mundo.
“Ofrecemos oportunidades de empleo a comunidades marginadas de todo el mundo. Brindamos empleo a los refugiados, quienes fabrican la mayoría de nuestros productos y organizamos talleres educativos”, dice el padre de Sydney, Carlos Steenland.
Talleres y procesos de reciclaje
La educación también está en el corazón del proyecto familiar. Sydney imparte muchos de los talleres ella misma. “Doy talleres y explico el proceso de reciclaje y animo a las personas a hacer sus propios productos reciclados usando nuestras máquinas”, afirma.
“También doy charlas en diferentes países sobre el problema de la contaminación plástica y espero inspirar a las personas a marcar la diferencia en sus comunidades”, agrega Sydney.
Sydney está impulsada por un fuerte deseo de salvar el océano que ella y su familia llaman hogar. “Creo que la tierra está en un estado bastante deplorable en todos los sentidos. No parece que mucho esté mejorando, pero cuando miras de cerca, se están realizando pequeños cambios, y si todos podemos unirnos para frenar el proceso de desmoronamiento de la tierra bajo nuestros pies, entonces trabajaremos para una eventual solución”, concluye.
A continuación, puedes ver el cortometraje de Scenes donde se desataca su gran labor, inspirando a demás jóvenes a realizar un cambio real.
Fuente | EuroNews
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